Como es de público conocimiento, en una primera etapa de la recepción
de las vacunas, Larreta prefirió vacunar a psicólogos en muchos casos
jóvenes que atienden en la mayor parte de los casos por zoom que a los
adultos mayores y nunca hizo una lista de preinscripción como la
provincia de Buenos Aires para tener claro cuál es la población objetivo
en el distrito más rico del país.
Cómo es de público conocimiento, a
medida que llega cualquier lote de vacunas al país, el Gobierno las
distribuye teniendo en cuenta la cantidad de habitantes de cada
distrito. Y cada provincia o distrito decide el criterio para
aplicarlas. Es decir, cuáles son las prioridades. Evidentemente, los
docentes no fueron jerarquizados por Horacio Rodríguez Larreta. Eso no
explica por qué la Ciudad de Buenos Aires, si es que se ciñó al mismo
criterio que el resto de las provincias, está anteúltima en el ranking
de menor cantidad de docentes vacunados. A Larreta no le interesó
vacunar a los docentes, ni en la política de vacunación, ni para
resolver los problemas de conectividad y ni de vacantes, ni en términos
de inversión educativa a lo largos de los años.