La medida autoriza incrementos del 36 por ciento en el valor del gas en
la porción correspondiente a las distribuidoras y del 60 por ciento para
las transportadoras, aunque tendrán un impacto menor en la tarifa final
que pagarán los usuarios.
Como la evolución de la tarifa no acompañó
a la inflación ni a las variaciones de costos, el Estado debió hacerse
cargo de la diferencia a través de un incremento en los subsidios.
Según lo dispuesto, se aplicarán distintos ajustes por categoría de usuario y cargo:
Para usuarios residenciales, el cargo será del 36 por ciento.
Para
los clientes que no tienen una cantidad contractual mínima, la suba
será del 35 por ciento, al igual que para el Gas Natural Comprimido
(GNC).
Para grandes usuarios, el cargo será del 70 por ciento.
Para subdistribuidores, del 10 por ciento y para el servicio general G de usos no domésticos, 50 por ciento.
Lo que las empresas pidieron
En
la audiencia del 19 de enero, Metrogas (ciudad de Buenos Aires y sur
del conurbano bonaerense) solicitó un aumento del 76,23 por ciento a
partir de marzo, con tres opciones de aplicación.
En la primera
alternativa, el impacto en la tarifa residencial sería del 33 por
ciento, en la de usuarios comerciales del 24, los industriales tendrían
un ajuste del 3,44 y los usuarios de GNC un 3,01.
En la segunda
propuesta, el impacto en la tarifa final sería del 35 por ciento para
los residenciales y del 20 para los comerciales, en tanto los
industriales y el GNC no tendrían cambios en relación con la iniciativa
anterior.
La tercera opción tendría un impacto en la tarifa final del
26 por ciento para los usuarios residenciales, 19 para los comerciales,
6,34 para los industriales y 2,37 para el GNC.