No solo reconoció haberlo hecho, también recurrió a un argumento
tradicional en estos casos: recordó que el represor había llegado a su
banca en el Congreso por la voluntad popular. No se tomó el trabajo de
recordar que después ese mismo Congreso le impediría retomar su banca y
que moriría degradado y condenado por una larga lista de crímenes de
lesa humanidad. Nada de ello, ampliamente conocido en ese momento,
parecería haber afectado al curioso campeón de la “libertad” a la hora
de ofrecer sus servicios al genocida.
Milei se hizo famoso plagiando a
los economistas de la ultraliberal “escuela austriaca” y le encanta
citar autores de medio pelo para sostener sus posiciones “libertarias”.
Pero nunca recurrió a la famosa última frase de la revolucionaria
francesa Madame Roland, que tan bien describiría la trayectoria y actual
protagonismo político del líder del Frente Libertad Avanza: “¡Oh,
Libertad!, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”
Cómo se conoció la noticia
La
revelación surgió en medio de un debate sobre el empleo público que el
propio Javier Milei había planteado. En una aparición en Telefé, dejó
planteada una pregunta para el candidato del Frente de Todos porteño,
Leandro Santoro, que asistiría al mismo canal al día siguiente: “¿Alguna
vez laburaste en el sector privado, parásito?”
En su respuesta,
Santoro contó que “Milei también fue empleado público. La diferencia es
que lo fue en la gestión del general Antonio Domingo Bussi. Por ahí los
pibes no saben quién fue, fue gobernador de facto, genocida, terminó
condenado por violaciones a los derechos humanos, secuestró, mató,
violó, torturó, se quedó con los bienes y la vida de miles de
argentinos. No da hablar de la defensa de la libertad habiendo sido
parte de eso”.