Según el trabajo, la jefa del Estado tiene una situación de “total
vigencia presidencial, y no está con el síntoma del pato rengo”, en
tanto que casi el 65 por ciento de los argentinos tiene para este año
expectativas económicas positivas, y existe "mucha energía dentro del
oficialismo, con candidatos altamente competitivos”.
Con respecto
de la imagen de la Presidenta, la encuesta realizada a fines de abril
pasado, sobre un universo de 1.200 casos en todo el país, arrojó un 60
por ciento positiva y un 40 por ciento negativa, dijo del Franco.
En
cuanto a las expectativas económicas personales, el 64,9 por ciento de
los encuestados se manifestó en sentido positivo; el 29 por ciento
negativa y el 6,1 por ciento dijo no saber o prefirió no contestar.
En
el primer caso, el 4,7 por ciento señaló tener expectativas mucho
mejores; el 34,5 por ciento, mejor, en tanto que el 25,7 por ciento
esperaba que fueran igual de buenas.
En el segundo ítem, el 12,4
por ciento respondió que tenía expectativas igual de malas; el 14,3,
peores y decididamente mucho peor el 2,3 por ciento.
Sobre el
posicionamiento respecto del oficialismo, el 46,1 por ciento se declaró
oficialista; el 19,5, ni cercano ni opuesto; y el 33,4 por ciento se
expresó opositor con distintos matices: los opositores cercanos
resultaron el 7,4 y los considerados “full”, el 26 por ciento, de
acuerdo con la encuesta
Por su parte, el consultor Gustavo Córdoba
señaló “que es importante observar que sin contenido ideológico las
campañas electorales presidenciales parecen carecer de algo, de corazón,
y esas es una de las característica que nuestro electorado está
buscando, pueden incluso votar a alguien ideológicamente opuesto, pero
no a acompañar a alguien que no tenga corazón”.
El último de los
participantes del panel, Ignacio Ramírez, sostuvo que “se exagera con la
figura de la grieta en la comunidad” y que “hay una neurosis divisional
que aqueja a la sociedad”.
El especialista abogó por “dejar de
hablar de la coyuntura, porque cuando se vota a presidente no importa la
coyuntura más epidérmica, sino que se vota a una época, nuestra época
tiene el signo de la efervescencia, de la politización”, y opinó que “el
voto es el punto de llegada de un camino motivacional”.