Facundo tiene 27 años y hace una década se fue de su casa paterna; desde
entonces vivió en la calle, en hoteles y hoy ha logrado alquilar.
"La
situación de calle siempre está vista como un problema personal,
entonces el que está en la calle es por vicio, por locura, porque no
quiere laburar, y yo lo que me encontré es que la mayoría de la gente
que está en calle trabaja, y si no, lleva un cronograma todo el día que
le representa un laburo", describe Facundo.
Durante
sus diez años de peregrinar callejero el joven cuenta haber conocido
"ranchadas" de todo tipo: "Están las que viven personas mayores, algunas
de ellas con temas de salud mental, las de adolescentes que son unos
'barriletes' como todo los pibes pero potenciados por la calle, pero
también hay espacios como éste, donde la gente la pelea, busca estar
mejor".
A su lado, sentado sobre un colchón en la vereda que da a
un paredón del Cementerio sobre la calle Guzmán, -donde paran
actualmente- Fernando recuerda que llegó al barrio junto a su familia
hace más de ocho años y, desde entonces trabajan como cartoneros; a
diferencia de Facundo, él y su familia todavía no pudieron salir de la
situación de calle.
"Siempre estuvimos por acá, en diferentes
lugares. Pero todo cambió mucho cuando llegó la Policía Metropolitana al
barrio. Desde entonces no estamos tranquilos, no nos dejan juntar la
mercadería, nos paran, hasta nos amenazaron una vez con quemarnos los
carros", cuenta Fernando, que por estos días espera su cuarto hijo.
Hace
tres años decidieron organizarse como agrupación como forma de
protegerse, luchar por sus derechos y tratar de mejorar su situación y
así nació "Horizonte de Libertad".
"Cuando estábamos en la
esquina del cementerio habíamos logrado organizar muy bien el parador,
éramos más familias y hasta armamos un merendero. Algunos lograron salir
de la calle, otros simplemente se fueron porque no aguantaron la
presión de la policía", describe Facundo.
Los miembros actuales
del parador, unas quince personas, tienen sus tareas bien determinadas:
"Unos salen a la mañana con los dos carros, mientras otros buscan
comida, limpian, consiguen pan. Después comemos, descargamos, y a la
tarden salen otros. En el medio siempre queda alguien cuidando los
chicos y las cosas, o para llevar a los chicos a la escuela, y a la
noche vamos a vender lo que juntamos", detalla Fernando.
Y
asegura que "en estos años no hemos obtenido ninguna ayuda real de la
Ciudad de Buenos Aires, nunca vinieron a decirnos qué necesitamos, lo
que te ofrecen son paradores, hogares, el subsidio habitacional que es
por unos meses, pero lo que nosotros necesitamos es un galpón donde
podamos tener los carros y laburar".
Los que visitan seguido al
parador son los efectivos de la Policía Metropolitana: la última
agresión importante que recibieron fue en la madrugada del 5 de enero,
cuando se habían ido a refugiar de la lluvia y dejaron sus cosas
cubiertas con cartones.
"Cuando volvimos estaba todo revuelto y
se habían llevado ropas, comida, los documentos de los nenes, hasta la
netbook que le habían dado a mi hijo en la escuela", describe Fernando.
Y
añade: "Cuando preguntamos qué había pasado nos dijeron que había
habido una orden de (el Ministerio de) Espacio Público para 'limpiar',
pero algunos compañeros que viven en calle y estaban en la estación
Urquiza vieron que fue la Metropolitana que cargó todo en un camión de
basura".
Mientras habla los tres chicos juegan en la vereda,
tienen claro que no pueden bajar a la calle pero igual Fernando está
atento: "No te metas eso en la boca", le dice a Lucas, el de cinco, que
había agarrado un caramelo del suelo.
Los niños son la gran
preocupación de los integrantes del parador: "El año pasado frenaron dos
autos de Desarrollo Social porteño y nos llevaron a los chicos, los
tuvieron 50 días separados de nosotros pero nadie nos ofreció ayuda,
¿cómo pueden pensar que un chico puede estar bien lejos de sus padres?",
pregunta Fernando.
Para evitar que los separen de sus hijos
Fernando y su compañera fueron al parador que el gobierno porteño ofrece
para familias, en Costanera Sur: "El sistema es carcelario, hay dos
pabellones, uno de mujeres, otro de varones, está sucio, en el baño
consumían drogas y yo ya salí de esa, nos dio miedo quedarnos ahí y nos
fuimos".
Según la organización Médicos del Mundo, en la Ciudad de
Buenos Aires viven 18 mil personas en situación de calle, y, pese a que
existe vigente una Ley de Protección Integral para personas en Calle o
en Riesgo a la Situación de Calle, las organizaciones que trabajan con
la temática aseguran que los dispositivos que se brindan desde el Estado
porteño son insuficientes y no atienden la complejidad de la
problemática.